SOY UN péndulo sin fin. En un minuto concreto puedo estar pensando dios mío, mi vida es un desastre, estoy en una situación desesperada, no tengo familia, no tengo ni un amigo, la soledad se me amontona, etc., y dos horas después ponerme a pensar alegre y hacia arriba por exactamente los mismos motivos, dios mío, qué afortunada soy, no tengo familia, no tengo amigos, soy imparable, la soledad es mi caballo de guerra, etc. Vivo en una soledad perfecta, con las habituales caídas en la desesperación de toda soledad perfecta, pero a veces me pregunto: si ya levanté contra los demás la primera muralla y la segunda y la tercera…, ¿por qué sigo levantando murallas?