NO SER脥A tan grave estar sola si no te dijeras tantas veces “qu茅 sola estoy”, por eso digo que la soledad es una gran vedette, siempre est谩 actuando para que sepas que est谩 ah铆



NO S脡 si sab茅is que a la soledad le gusta jugar al escondite y que su lugar preferido para esconderse es el interior de los libros. Cu谩ntas veces me ha pasado, al sorprenderla oculta en uno de ellos, que decido de paso quedarme a leer.


HASTA ME sorprende lo bonita que est谩 mi soledad, lo bien que me come 煤ltimamente, c贸mo eleva palacios de cart贸n y lanza amenazas en discursos incendiarios que acaban en una gran carcajada, qu茅 multitudinaria se vuelve al mezclarse con la literatura, cu谩nta espada sin filo y sed de rayo conserva, c贸mo besa y mima y cuida a mi peque帽o h茅roe y sus haza帽as de plastilina.


AL TERCER o cuarto v铆deo de Youtube sobre comida y vida sana te cansas: todos recomiendan m谩s o menos lo mismo. Hay que comer variado, sobre todo verdura, fruta y legumbres; hay que tener siempre en casa ajo, cebolla, lim贸n o miel, y no se debe consumir sal ni caf茅 ni alcohol ni boller铆a ni alimentos procesados. Y se debe hacer ejercicio, claro. Y ser positiva. Esto 煤ltimo es la hostia. Como si fuera f谩cil ser eso. Como si no fuera yo una monta帽a de noes siempre in crescendo.

Tambi茅n subrayan algunos de estos v铆deos la importancia de tener buenas relaciones sociales. Esto me parece una bobada: personas como yo estamos mucho mejor solas. Yo no abandonar铆a a todo el mundo de la forma radical en que lo abandono si no sintiera una necesidad irrefrenable de hacerlo: dejar a los dem谩s me da salud. Solo me respeto en soledad, solo tengo una buena opini贸n de m铆 misma cuando estoy a solas, y mis fases de desesperaci贸n son una tonter铆a comparadas con la desesperaci贸n a que me lleva incurrir en los dem谩s.


SE DICE en este reportaje (AQU脥) que la masturbaci贸n compulsiva es una adicci贸n sexual que provoca un deterioro de las relaciones sociales. Yo no lo veo as铆: lo que causa el deterioro de las relaciones sociales es salir a la calle lleno de ansiedad y energ铆a descontrolada, nada m谩s levantarte de la cama, sin haberte hecho las dos o tres pajas necesarias. Todos los conflictos verbales que he tenido en los 煤ltimos quince a帽os comienzan del mismo modo: me levanto de la cama y, como voy a llegar tarde a una reuni贸n o bar o cita, salgo de casa sin las masturbaciones de rigor, hecho una bola de fuego, y al llegar al lugar citado me como a la gente, pues nada hay m谩s peligroso que el Batania real, el que se cree la hostia y deja que yo te explico y t煤 te callas que no sabes.

En Lauros la enfermedad sexual la ten铆a bajo control: solo necesitaba masturbarme cinco o seis veces al d铆a porque el resto de la jornada me la pasaba haciendo deporte o desempe帽ando las duras labores de campo, que consegu铆an quemar mi cuerpo. Cuando me refiero a deporte, me refiero a que igual practicaba deporte de competici贸n, a cara de perro, durante cinco o seis horas al d铆a, ¡c贸mo no me iba a masturbar mucho menos!

En cambio en Madrid no hago deporte y la primera consecuencia es que he explotado sexualmente. Masturbarme es la 煤nica manera de darle de comer a mi tigre corporal, la carnaza necesaria para paliar mi ansiedad inextinguible. Pero no es la masturbaci贸n la que me ha llevado a la soledad sino al contrario: la masturbaci贸n ha sido el 煤ltimo clavo ardiendo al que me he aferrado para mitigar mi cuerpo y ser presentable socialmente. Mi soledad tiene que ver mucho m谩s con la literatura y mi constante aumento de lucidez: como en los ratos en que no me masturbo no hago m谩s que leer, me he creado un mundo virtual y plat贸nico que me parece muy superior al mundo de carne y hueso y de ah铆 ya no salgo.



SI SOLO hubiera fracasado con una persona, con dos personas, con alg煤n grupo que otro... Pero no. Me qued茅 sin la coartada de que los malos son los otros. Fracas茅 con todos. No qued贸 ni un solo renacuajo en mi charca. Lo m铆o con la soledad es como acertar dos mil veces seguidas al n煤mero 73.

¿D贸nde vive Vanessa? En la soledad. ¿Con qui茅n sale? Con la soledad. ¿En qu茅 trabaja? En la soledad. ¿Tiene hijos? S铆, tiene muchos hijos. A miles le nacen. Hoy mismo, por ejemplo, la soledad le ha hecho cinco, cada uno de ellos una entrada en su blog.



DICE NAHUEL, el activista de Straight Edge que fue absuelto despu茅s de pasar en la c谩rcel diecis茅is meses, la mayor铆a aislado por supuesta peligrosidad: “Yo pensaba que la c谩rcel no me hab铆a afectado, pero me he dado cuenta de que s铆, de que ahora me cuesta mucho socializar”. Claro. Muchas veces he pensado, a cuenta de mi soledad cr贸nica, que la culpa es m铆a por los altos niveles de orgullo e individualismo con los que me muevo, pero al final concluyo que la explicaci贸n no puede ser esa, porque he conocido a otras personas tan orgullosas e individualistas que, sin embargo, no est谩n solas. Sucede que yo, simplemente, me pas茅 los treinta primeros a帽os de mi vida en un caser铆o de Vizcaya, el 95% del tiempo solo, de forma que la soledad ha nidificado en m铆, se ha vuelto mi territorio, y cuando me armo de valor y trato de salir a la calle, me ocurre que entro en un territorio desconocido, que no domino, y cualquier tonter铆a o minitraba me hacen volver al igl煤 del silencio, all铆 donde me siento seguro. Si solo hubiera pasado un  a帽o en soledad, incluso cinco, quiz谩 habr铆a logrado vencer mi rechazo a los dem谩s; pero despu茅s de treinta a帽os es imposible: de una soledad tan grande ya no se regresa. 



CU脕NTAS VECES he pensado si ese continuo ense帽ar / reivindicar / presumir de soledad por parte del escritor no tendr谩 un origen m谩s simple: el de buscar la complicidad con el lector. Porque el lector tambi茅n es un tipo sospechoso de acarrear cantidades ingentes de soledad: es un tipo que est谩 leyendo un libro en lugar de estar con la familia o en los bares o con los amigos o en las redes sociales. ¡Qu茅 tentaci贸n la de acudir al lector con esa peonza ya muy girada del qu茅 distintos somos al resto, qu茅 asteriscos llevamos en la frente y qu茅 incapacidad la nuestra para ser manada!



LLEVABAN SIETE d铆as de cuarentena por el COVID y ya estaban hist茅ricos. Y los diarios espa帽oles crearon para ellos una secci贸n que a m铆 me llenaba de bochorno, porque f铆jate si ser谩n imb茅ciles tus conciudadanos que necesitan de la ayuda de los medios para cubrir su tiempo, donde cada d铆a les propon铆an libros, series, c贸mics, pel铆culas o documentales para que mataran el aburrimiento.

¿Qu茅 valor tiene una persona que no sabe estar ni diez d铆as sola?

Pregunto.



HACE UNAS semanas un tuitero me envi贸 un mensaje privado: me dec铆a que iba a venirse a Madrid a finales de mes y me ped铆a indicaciones sobre las librer铆as donde compro los libros tan baratos. Estuve a punto de contestarle, pero pronto me paralizaron algunas dudas: ¿Y si quiere que le acompa帽e a las librer铆as? ¿Y si quiere ser mi amigo? Al final, llena de terror ante los posibles inconvenientes (de terror, en realidad, ante la vida), decid铆 no contestarle.

Mundo Vanessa al 100%. Morir茅 sola, al menos eso es lo que pienso cada vez que miro mi reflejo dentro de los ojos de mis gatos.



POST-MAYA. ¿Por qu茅 una persona acaba completamente sola? No siempre por falta de empat铆a o falta de aceite con los m谩s cercanos, sino por algo de catalejo m谩s largo, la repetici贸n incesante de los mismos problemas, el encuentro tedioso con nuevos rostros que son los mismos rostros resignados, el conformismo circundante, el asco de estar encerrado en una especie sin margen que no es capaz de volar salvo en la literatura. Siempre he sentido como los mayas la necesidad de quemar mi ciudad y marcharme a otra, pero ahora que todas las ciudades son iguales ¿en qu茅 ciudad podr铆a salvarme salvo en una que fuera metaf铆sica?



NADA PEOR que el mu帽贸n que te deja el padre muerto, la mujer que amaste, el tiempo en el que fuiste feliz. A partir de una edad todos somos una colecci贸n de mu帽ones que disimulamos como podemos. No s茅 t煤. ¿Cu谩ntos mu帽ones tienes? ¿No te pasa como a m铆, que los notas los domingos por la tarde o los d铆as de lluvia? ¿Y te aplicas alguna ortopedia o sigues viviendo como yo, fingiendo que no pas贸 nada?



EXISTE UN rasgo que se atribuye a los solitarios que no es cierto al ciento por ciento. Si lees a Horacio o a Fray Luis, o a Lope, G贸ngora y Quevedo cuando se ponen horacianos, se dir铆a que la persona que se retira del mundo es una persona que abandona toda vanidad y le da igual la opini贸n de los dem谩s. Se supone que el solitario deja de actuar, que est谩 por encima de toda la mezquiner铆a del aqu铆 y del ahora, pero eso es falso, al menos en mi caso. Yo act煤o todo el d铆a. No queda ya espejo al que no me haya mirado, ni retrovisor nuevo que no haya ojeado, ni m谩scara que me haya quedado sin probar. Siempre estoy haciendo cosas para gustarme y caerme bien, soy una gigantesca operaci贸n de marketing dirigida a m铆 mismo.

Realmente qu茅 astracanada es esta existencia.



CUANDO SE acaba la gasolina a煤n te queda el dep贸sito de reserva, pero, ¿cu谩nto dura el dep贸sito de reserva de las personas averiadas, aquellas que han trabajado todas las soledades y llevan su falta de amor hasta el l铆mite?



NO DEBER脥A librar nunca. Porque todos los d铆as que libro bebo m谩s, leo menos y no escribo nada. Y todas mis crisis de soledad me sobrevienen esos d铆as. Con raz贸n dice Bernhard en sus memorias que la mayor铆a de los suicidios se cometen en s谩bado.



HACE CUATRO a帽os ve铆a a una pareja bes谩ndose con pasi贸n y todav铆a me atacaba la nostalgia. En ese panal humano a煤n exist铆a una excepci贸n que me gustaba, algo que a煤n me un铆a a todos, el 煤ltimo lazo que me manten铆a dentro.



TIENES DERECHO a ser un topo solitario, pero no tienes derecho a ser un topo triste, encerrado siempre en la misma galer铆a, con una sola forma de ceguera… ¡atr茅vete a ser un topo creativo, inventa cien cegueras distintas, hazle mil galer铆as a tu soledad!


LA SOLEDAD crea hist茅ricos. ¿De d贸nde surgieron las grandes intolerancias sino de gentes solas que se entregaron a sus neurosis? Se me dir谩 que el budismo, el tao铆smo o el huerto horaciano surgieron tambi茅n de la soledad: de acuerdo, pero obs茅rvese que la misma exageraci贸n existe en ellos, ¿o no es una exageraci贸n prohibirse caminar de noche, como hacen los monjes jainistas, para no pisar a los insectos, o negarse a utilizar los sistemas de regad铆o, como hac铆a Lao-Tse, “porque no se sabe ad贸nde lleva eso”? Con raz贸n dec铆a Cioran que no hab铆a conocido fil贸sofo que fuera mesurado: la soledad conduce al 脕rtico o al S谩hara, promueve bons谩is o pir谩mides, avanza como el caracol o el guepardo, desconoce los t茅rminos medios.


SOY UN p茅ndulo sin fin. En un minuto concreto puedo estar pensando dios m铆o, mi vida es un desastre, estoy en una situaci贸n desesperada, no tengo familia, no tengo ni un amigo, la soledad se me amontona, etc., y dos horas despu茅s ponerme a pensar alegre y hacia arriba por exactamente los mismos motivos, dios m铆o, qu茅 afortunada soy, no tengo familia, no tengo amigos, soy imparable, la soledad es mi caballo de guerra, etc. Vivo en una soledad perfecta, con las habituales ca铆das en la desesperaci贸n de toda soledad perfecta, pero a veces me pregunto: si ya levant茅 contra los dem谩s la primera muralla y la segunda y la tercera…, ¿por qu茅 sigo levantando murallas?


PARA VIVIR en sociedad debes limitarte, aprender a manejarte con medias verdades, no comprometerte de continuo, evitar los conflictos que desgastan, dejar tu personalidad encerrada en casa o carecer de personalidad. La libertad que se genera en sociedad tiene alas de ping眉ino. Si en cambio quieres defender tu personalidad e ir en-todas-direcciones, si tienes ideas que no comparten tus m谩s allegados, si quieres decir tu verdad a todas horas y necesitas libertad con alas de 谩guila, lo m谩s seguro es que acabes recluido en la soledad. ¿Que la sociedad y la soledad son la misma c谩rcel? La misma c谩rcel, pero en la c谩rcel de la soledad soy yo la que elige la pintura de la celda y la que tunea a su gusto los barrotes.


EN QUE nunca he querido ser un hombre radica mi belleza y mi tragedia: yo he agredido de forma sucesiva a la madre, la familia, la religi贸n, la patria y todos los centros que se detienen, de modo que a los cuarenta a帽os, al volver la cabeza despu茅s de tanta huida, me di cuenta de que a mi alrededor rutilaba la perfecci贸n de un desierto continuo. De tanto darme la raz贸n en todo gan茅 las tres medallas en el rally de la soledad: ¿no veis que en los tres cajones del podio solo figuro yo?


C脫MO DEFENDERSE de la propia intensidad. La soledad no trae paz interior: descubrirlo es de primero de solitario. La cerilla de los que somos demasiado intensos enciende con nada y basta el rumor de una hoja al caerse para que se despierten tus tormentas. Tarde he descubierto, despu茅s de negarlo durante a帽os, que soy un escritor vocacional: era inevitable que acabara solo y era inevitable que mi soledad despertara este mon贸logo incesante. Una vez que cuentas con mon贸logo y crece tu rencor contra los que s铆 saben adaptarse a la sociedad (el ajedrez para dummies, el pat茅tico juego de estrategas que es la sociedad), el paso a la escritura confesional es cuesti贸n de tiempo: de qu茅 otra forma podr铆a resistir los estragos que me causa mi intensidad.


LO QUE me asombra sin embargo son los excedentes de la vida, no mi soledad, no mi decadencia, no la manera en que me cierro las puertas o ciego todos los ca帽os, sino la incre铆ble capacidad de la existencia, el motor tan inmenso que posee, tan grande que mi problema a los 47 a帽os sigue siendo el mismo: soy un enfermo sexual, me masturbo demasiado para mitigar el hambre de mi cuerpo; vivo en demasiadas incertidumbres; mudo r谩pido de opiniones; como en todas las mesas; comienzo mil comienzos; sigo deseando con exceso; me he vuelto un mentiroso; no s茅 lo que quiero... Vivo en una soledad multitudinaria, estruendosa, hist茅rica... en la que mi mayor problema sigue siendo el demasiado, no el demasiado poco.


SIEMPRE QUE he tenido salud, la primera consecuencia es que elijo estar sola; pero si enfermo tambi茅n me abandono a la soledad.

Cuando voy ganando me premio con la soledad y cuando voy perdiendo me castigo con la soledad. Cuando amo estoy sola y cuando odio estoy sola. A nadie tengo al lado cuando soy feliz y a nadie cuando no lo soy.

Ella es la innegociable, la irreversible, la que no me abandona. La que nunca se ir谩 con otros. La que nunca me va a fallar.


A VECES, cuando siento que mi soledad est谩 inquieta o un poco respondona, me gusta prepararme este ant铆doto: me pongo a pensar en mi comportamiento si estuviera ahora mismo en sociedad, bien c贸mo Batania1, el que todo lo sabe y no deja hablar a nadie y quiere controlar todo y es de una vanidad c贸mica, o bien como Batania2, el que no habla con nadie y se recluye en una cerveza y es tan humilde que tampoco hay dios que se lo crea. La vacuna funciona enseguida, porque me doy cuenta en el acto de que el mejor Batania existente siempre ha sido el tercer Batania, que es el que escribe estas l铆neas: el 煤nico que no hiere a nadie, el 煤nico que crea, el 煤nico sensible, el 煤nico que respeta al otro, el 煤nico que escucha a los escritores muertos, el 煤nico que trata de comprender.


QUIEN NO se integra tiene raz贸n… porque la integraci贸n es renuncia a las infinitas posibilidades de la ni帽ez y la adolescencia, es aceptaci贸n de una existencia m谩s peque帽a y consuetudinaria, es rendici贸n a todas las fuerzas inerciales… pero ocurre que tener raz贸n es un peque帽o consuelo. Quien dice no a la familia y a los amigos tradicionales empieza a vivir con un principio de aver铆a, con una duda sobre si no ser茅 una bestia, una bestia llena de raz贸n…


SIEMPRE QUE voy al parque me entran ganas de tener un perro. Luego vuelvo a Maracan谩, veo de nuevo a mis gatos y me arrepiento de haber pensado en ello.

Parece que relaciono los gatos con el olor a cerrado, el t煤nel dentro del t煤nel, mi cerebro enfermo y obsesivo. Y los perros con el campo abierto, el aire limpio, cierta apertura de mente. Pero en el parque no solo hay ventajas, ay: sucede que en el parque hay gente. Y si pasas muchas horas siempre aparece un idiota con ganas de hablarte.

¿Le interrumpir铆as t煤 en el parque a una persona que est谩 leyendo? Yo tampoco.