DE LA orden que le di a la literatura, hace ya más de un lustro, de domar a mi soledad y llenarla de regalos, he obtenido grandes victorias parciales, si bien no la toma completa de Constantinopla. La soledad buena avanza en mí año tras año, pero no me hago ilusiones: sé que la soledad mala nunca muere, solo se hace la muerta.