HACE UNAS semanas un tuitero me envió un mensaje privado: me decía que iba a venirse a Madrid a finales de mes y me pedía indicaciones sobre las librerías donde compro los libros tan baratos. Estuve a punto de contestarle, pero pronto me paralizaron algunas dudas: ¿Y si quiere que le acompañe a las librerías? ¿Y si quiere ser mi amigo? Al final, llena de terror ante los posibles inconvenientes (de terror, en realidad, ante la vida), decidí no contestarle.

Mundo Vanessa al 100%. Moriré sola, al menos eso es lo que pienso cada vez que miro mi reflejo dentro de los ojos de mis gatos.