CADA VEZ m谩s sola, cada vez m谩s rara, cada vez m谩s inteligente. La soledad incita a la inteligencia y viceversa, pero mucho m谩s si recurres al dopaje: mucho m谩s si lees y piensas en lo le铆do. La lectura es mi efedrina, mi nandrolona, mis esteroides.
VOY CONCLUYENDO que mi proyecto ilustrado es la soledad. Que si he conseguido despojarme de todos los adjetivos tan necesarios a otras personas es por mi aislamiento masivo. Familia: la soledad. Raza: la soledad. Color de piel: la soledad. Sexo: la soledad. G茅nero: la soledad. Estado Civil: la soledad. Patria: la soledad. Religi贸n: la soledad. Profesi贸n: soledad y soledad y soledad.
No hay persona m谩s ilustrada que yo.
EXISTEN DOS an茅cdotas de mi ni帽ez que con el tiempo han adquirido para m铆 un significado oscuro, casi tr谩gico. La primera es que de ni帽o yo no me quer铆a creer que un roble o un pino o un eucalipto crecieran tan lentamente: pensaba que los 谩rboles, cuando te das la vuelta, aprovechan para crecer r谩pido. Cuando he llegado a la edad adulta me he dado cuenta de que esa an茅cdota ejemplifica que yo, a los seis o siete a帽os, ya estaba lleno de ansiedad y ten铆a dificultades para aceptar el ritmo natural de la existencia, que es un ritmo lento, en el que casi nunca pasa nada.
La segunda an茅cdota tiene que ver con el cielo: de ni帽o me pasaba horas mirando el cielo para descubrir “un agujero”; pensaba que en alguna parte de 茅l, cuando se movieran las nubes, aparecer铆a un peque帽o boquete por donde las 谩guilas o los aviones se escapan. Entonces no le daba a esa b煤squeda un significado profundo, porque era un ni帽o, pero hoy lo veo muy claro: desde el minuto uno de mi vida yo rechazo las limitaciones de la existencia, a la que considero una prisi贸n, y quiero evadirme.
Quiero escapar de la limitaci贸n espacio, la del planeta Tierra, y quiero escapar de la limitaci贸n tiempo, pues en alg煤n punto kil贸metrico del futuro est谩 la muerte. Y quiero que los 谩rboles crezcan r谩pido, mucho m谩s r谩pido…
SI SER脕 la soledad un timbre de prestigio, que una de las maneras m谩s r谩pidas y mejores de socializar, seg煤n mi experiencia, es la de presumir de ella:
—Es que ¿sabes? No me gusta la gente.
—A m铆 tampoco, la gente es un asco.
—Se est谩 mejor uno solo, di que s铆.
—Yo me quedo por las tardes sola con mi gata, con una manta y viendo una pel铆cula, y estoy como Dios.
—C贸mo te entiendo.
—Ruido y cotilleo, la calle es eso.
—Ya.
C脫MO ME afectar谩n los pormenores del deporte de elite que esta tarde, cuando he pisado sin querer a mi gato Broma (pero por culpa de 茅l, que no sale de mis piernas cuando estoy cocinando) y 茅l ha lanzado un maullido escandaloso, he pensado por un momento: “A ver si ahora Broma se pone tan vengativo como ayer se puso el jugador de los Pistons, Isaiah Stewart, y me persigue de por vida igual que a Lebron James”. Hasta me ha dado por esbozar un cuento sobre un gato que ensaya las m谩s variadas represalias contra el due帽o que le ha pisado, sin acordarse para nada de las veces que fue cuidado y alimentado por 茅l. Pero a m铆 no me ha pasado eso: al de un minuto Broma ya me hab铆a perdonado y de nuevo se arriesgaba a merodear debajo de mis piernas. Qu茅 gato es Broma: os juro que de todos los que he tenido, lo mismo en Lauros que en Madrid, 茅l es el cubo de las facultades gatunas, el m谩s extraordinario que he visto. Tiene una caracter铆stica que me gustar铆a que tuvieran las personas: la intensidad. 脡l todo lo hace intenso, lo mismo las cosas buenas que las malas; incluso me ha sucedido, cuando trato de que no muerda o ara帽e a Lorca, que es una gata ya mayor que nunca se mete en l铆os, ¡que me bufa y me ense帽a las u帽as, reivindicando su derecho de morder a los dem谩s! Si hay algo en pie, lo tira; si estoy durmiendo, me despierta; si le cierro una puerta, enseguida se pone a ara帽arla; cuando aparece alguien en casa, de inmediato se proclama su enemigo, pero luego es tambi茅n el primero que desea hacerse amigo del extra帽o; en definitiva, es un gato alegre, vehemente, sociable, sano, l煤dico, travieso, invasivo, generoso… ¡ya se me pod铆an pegar cosas de 茅l!
HABLANDO DE mi gato Broma y su intensidad, acabo de acordarme de que en la filosof铆a antigua existe un elemento que me aburre mucho, que es el punto medio o moderaci贸n de los deseos, ese in medio virtus que no solo defiende Arist贸teles sino de una u otra manera Epicuro, Lao-Ts茅, Plat贸n, Buda, S贸crates o Confucio, y que a m铆 no me sirve: yo nunca he sido feliz moder谩ndome sino siendo lo m谩s intensa y aut茅ntica posible. Claro que conozco muy bien que ser una misma, cuando se hace sin tener en cuenta a los dem谩s, puede acarrear malas consecuencias, pero para mitigar los perjuicios recurro a una medicina, la soledad, que es la mejor que he encontrado para conservar a mi animal intacto. Ya lo dec铆a Enzo Ferrari: "Mis pilotos, cada vez que tienen un hijo, pierden tres d茅cimas por vuelta". Quien va sola por la vida puede conducir a la velocidad que quiera, ¿pero ir铆as con tus hijos a 250 por una autopista helada?
APRENDER LA soledad cuesta. Porque una siempre quiere regresar a ese 0’01% de momentos buenos que te dio la sociedad y se olvida de su 99’99% de ch谩chara y baratur铆a. Por eso hay que trabajar e insistir y no desfallecer. Si quieres ser una solitaria como yo (no hay nadie en Madrid m谩s sola, yo soy la zarina de la intemperie), tienes que decir no: no debo regresar. Aqu铆 ser茅 capaz de crear un mundo, aqu铆 aprender茅 a escucharme por dentro, aqu铆 soltar茅 manadas de palabras, aqu铆 me multiplicar茅.
DE LA orden que le di a la literatura, hace ya m谩s de un lustro, de domar a mi soledad y llenarla de regalos, he obtenido grandes victorias parciales, si bien no la toma completa de Constantinopla. La soledad buena avanza en m铆 a帽o tras a帽o, pero no me hago ilusiones: s茅 que la soledad mala nunca muere, solo se hace la muerta.
HASTA ME sorprende lo bonita que est谩 mi soledad, lo bien que me come 煤ltimamente, c贸mo eleva palacios de cart贸n y lanza amenazas en discursos incendiarios que acaban en una gran carcajada, qu茅 multitudinaria se vuelve al mezclarse con la literatura, cu谩nta espada sin filo y sed de rayo conserva, c贸mo besa y mima y cuida a mi peque帽o h茅roe y sus haza帽as de plastilina.
AL TERCER o cuarto v铆deo de Youtube sobre comida y vida sana te cansas: todos recomiendan m谩s o menos lo mismo. Hay que comer variado, sobre todo verdura, fruta y legumbres; hay que tener siempre en casa ajo, cebolla, lim贸n o miel, y no se debe consumir sal ni caf茅 ni alcohol ni boller铆a ni alimentos procesados. Y se debe hacer ejercicio, claro. Y ser positiva. Esto 煤ltimo es la hostia. Como si fuera f谩cil ser eso. Como si no fuera yo una monta帽a de noes siempre in crescendo.
Tambi茅n subrayan algunos de estos v铆deos la importancia de tener buenas relaciones sociales. Esto me parece una bobada: personas como yo estamos mucho mejor solas. Yo no abandonar铆a a todo el mundo de la forma radical en que lo abandono si no sintiera una necesidad irrefrenable de hacerlo: dejar a los dem谩s me da salud. Solo me respeto en soledad, solo tengo una buena opini贸n de m铆 misma cuando estoy a solas, y mis fases de desesperaci贸n son una tonter铆a comparadas con la desesperaci贸n a que me lleva incurrir en los dem谩s.
SE DICE en este reportaje (AQU脥) que la masturbaci贸n compulsiva es una adicci贸n sexual que provoca un deterioro de las relaciones sociales. Yo no lo veo as铆: lo que causa el deterioro de las relaciones sociales es salir a la calle lleno de ansiedad y energ铆a descontrolada, nada m谩s levantarte de la cama, sin haberte hecho las dos o tres pajas necesarias. Todos los conflictos verbales que he tenido en los 煤ltimos quince a帽os comienzan del mismo modo: me levanto de la cama y, como voy a llegar tarde a una reuni贸n o bar o cita, salgo de casa sin las masturbaciones de rigor, hecho una bola de fuego, y al llegar al lugar citado me como a la gente, pues nada hay m谩s peligroso que el Batania real, el que se cree la hostia y deja que yo te explico y t煤 te callas que no sabes.
En Lauros la enfermedad sexual la ten铆a bajo control: solo necesitaba masturbarme cinco o seis veces al d铆a porque el resto de la jornada me la pasaba haciendo deporte o desempe帽ando las duras labores de campo, que consegu铆an quemar mi cuerpo. Cuando me refiero a deporte, me refiero a que igual practicaba deporte de competici贸n, a cara de perro, durante cinco o seis horas al d铆a, ¡c贸mo no me iba a masturbar mucho menos!
En cambio en Madrid no hago deporte y la primera consecuencia es que he explotado sexualmente. Masturbarme es la 煤nica manera de darle de comer a mi tigre corporal, la carnaza necesaria para paliar mi ansiedad inextinguible. Pero no es la masturbaci贸n la que me ha llevado a la soledad sino al contrario: la masturbaci贸n ha sido el 煤ltimo clavo ardiendo al que me he aferrado para mitigar mi cuerpo y ser presentable socialmente. Mi soledad tiene que ver mucho m谩s con la literatura y mi constante aumento de lucidez: como en los ratos en que no me masturbo no hago m谩s que leer, me he creado un mundo virtual y plat贸nico que me parece muy superior al mundo de carne y hueso y de ah铆 ya no salgo.
SI SOLO hubiera fracasado con una persona, con dos personas, con alg煤n grupo que otro... Pero no. Me qued茅 sin la coartada de que los malos son los otros. Fracas茅 con todos. No qued贸 ni un solo renacuajo en mi charca. Lo m铆o con la soledad es como acertar dos mil veces seguidas al n煤mero 73.
¿D贸nde vive Vanessa? En la soledad. ¿Con qui茅n sale? Con la soledad. ¿En qu茅 trabaja? En la soledad. ¿Tiene hijos? S铆, tiene muchos hijos. A miles le nacen. Hoy mismo, por ejemplo, la soledad le ha hecho cinco, cada uno de ellos una entrada en su blog.
DICE NAHUEL, el activista de Straight Edge que fue absuelto despu茅s de pasar en la c谩rcel diecis茅is meses, la mayor铆a aislado por supuesta peligrosidad: “Yo pensaba que la c谩rcel no me hab铆a afectado, pero me he dado cuenta de que s铆, de que ahora me cuesta mucho socializar”. Claro. Muchas veces he pensado, a cuenta de mi soledad cr贸nica, que la culpa es m铆a por los altos niveles de orgullo e individualismo con los que me muevo, pero al final concluyo que la explicaci贸n no puede ser esa, porque he conocido a otras personas tan orgullosas e individualistas que, sin embargo, no est谩n solas. Sucede que yo, simplemente, me pas茅 los treinta primeros a帽os de mi vida en un caser铆o de Vizcaya, el 95% del tiempo solo, de forma que la soledad ha nidificado en m铆, se ha vuelto mi territorio, y cuando me armo de valor y trato de salir a la calle, me ocurre que entro en un territorio desconocido, que no domino, y cualquier tonter铆a o minitraba me hacen volver al igl煤 del silencio, all铆 donde me siento seguro. Si solo hubiera pasado un a帽o en soledad, incluso cinco, quiz谩 habr铆a logrado vencer mi rechazo a los dem谩s; pero despu茅s de treinta a帽os es imposible: de una soledad tan grande ya no se regresa.
CU脕NTAS VECES he pensado si ese continuo ense帽ar / reivindicar / presumir de soledad por parte del escritor no tendr谩 un origen m谩s simple: el de buscar la complicidad con el lector. Porque el lector tambi茅n es un tipo sospechoso de acarrear cantidades ingentes de soledad: es un tipo que est谩 leyendo un libro en lugar de estar con la familia o en los bares o con los amigos o en las redes sociales. ¡Qu茅 tentaci贸n la de acudir al lector con esa peonza ya muy girada del qu茅 distintos somos al resto, qu茅 asteriscos llevamos en la frente y qu茅 incapacidad la nuestra para ser manada!
LLEVABAN SIETE d铆as de cuarentena por el COVID y ya estaban hist茅ricos. Y los diarios espa帽oles crearon para ellos una secci贸n que a m铆 me llenaba de bochorno, porque f铆jate si ser谩n imb茅ciles tus conciudadanos que necesitan de la ayuda de los medios para cubrir su tiempo, donde cada d铆a les propon铆an libros, series, c贸mics, pel铆culas o documentales para que mataran el aburrimiento.
¿Qu茅 valor tiene una persona que no sabe estar ni diez d铆as sola?
Pregunto.
HACE UNAS semanas un tuitero me envi贸 un mensaje privado: me dec铆a que iba a venirse a Madrid a finales de mes y me ped铆a indicaciones sobre las librer铆as donde compro los libros tan baratos. Estuve a punto de contestarle, pero pronto me paralizaron algunas dudas: ¿Y si quiere que le acompa帽e a las librer铆as? ¿Y si quiere ser mi amigo? Al final, llena de terror ante los posibles inconvenientes (de terror, en realidad, ante la vida), decid铆 no contestarle.
Mundo Vanessa al 100%. Morir茅 sola, al menos eso es lo que pienso cada vez que miro mi reflejo dentro de los ojos de mis gatos.
POST-MAYA. ¿Por qu茅 una persona acaba completamente sola? No siempre por falta de empat铆a o falta de aceite con los m谩s cercanos, sino por algo de catalejo m谩s largo, la repetici贸n incesante de los mismos problemas, el encuentro tedioso con nuevos rostros que son los mismos rostros resignados, el conformismo circundante, el asco de estar encerrado en una especie sin margen que no es capaz de volar salvo en la literatura. Siempre he sentido como los mayas la necesidad de quemar mi ciudad y marcharme a otra, pero ahora que todas las ciudades son iguales ¿en qu茅 ciudad podr铆a salvarme salvo en una que fuera metaf铆sica?
NADA PEOR que el mu帽贸n que te deja el padre muerto, la mujer que amaste, el tiempo en el que fuiste feliz. A partir de una edad todos somos una colecci贸n de mu帽ones que disimulamos como podemos. No s茅 t煤. ¿Cu谩ntos mu帽ones tienes? ¿No te pasa como a m铆, que los notas los domingos por la tarde o los d铆as de lluvia? ¿Y te aplicas alguna ortopedia o sigues viviendo como yo, fingiendo que no pas贸 nada?
EXISTE UN rasgo que se atribuye a los solitarios que no es cierto al ciento por ciento. Si lees a Horacio o a Fray Luis, o a Lope, G贸ngora y Quevedo cuando se ponen horacianos, se dir铆a que la persona que se retira del mundo es una persona que abandona toda vanidad y le da igual la opini贸n de los dem谩s. Se supone que el solitario deja de actuar, que est谩 por encima de toda la mezquiner铆a del aqu铆 y del ahora, pero eso es falso, al menos en mi caso. Yo act煤o todo el d铆a. No queda ya espejo al que no me haya mirado, ni retrovisor nuevo que no haya ojeado, ni m谩scara que me haya quedado sin probar. Siempre estoy haciendo cosas para gustarme y caerme bien, soy una gigantesca operaci贸n de marketing dirigida a m铆 mismo.
Realmente qu茅 astracanada es esta existencia.
LA SOLEDAD crea hist茅ricos. ¿De d贸nde surgieron las grandes intolerancias sino de gentes solas que se entregaron a sus neurosis? Se me dir谩 que el budismo, el tao铆smo o el huerto horaciano surgieron tambi茅n de la soledad: de acuerdo, pero obs茅rvese que la misma exageraci贸n existe en ellos, ¿o no es una exageraci贸n prohibirse caminar de noche, como hacen los monjes jainistas, para no pisar a los insectos, o negarse a utilizar los sistemas de regad铆o, como hac铆a Lao-Tse, “porque no se sabe ad贸nde lleva eso”? Con raz贸n dec铆a Cioran que no hab铆a conocido fil贸sofo que fuera mesurado: la soledad conduce al 脕rtico o al S谩hara, promueve bons谩is o pir谩mides, avanza como el caracol o el guepardo, desconoce los t茅rminos medios.
SOY UN p茅ndulo sin fin. En un minuto concreto puedo estar pensando dios m铆o, mi vida es un desastre, estoy en una situaci贸n desesperada, no tengo familia, no tengo ni un amigo, la soledad se me amontona, etc., y dos horas despu茅s ponerme a pensar alegre y hacia arriba por exactamente los mismos motivos, dios m铆o, qu茅 afortunada soy, no tengo familia, no tengo amigos, soy imparable, la soledad es mi caballo de guerra, etc. Vivo en una soledad perfecta, con las habituales ca铆das en la desesperaci贸n de toda soledad perfecta, pero a veces me pregunto: si ya levant茅 contra los dem谩s la primera muralla y la segunda y la tercera…, ¿por qu茅 sigo levantando murallas?
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